Plasmar en la tela lo que soy, lo que pienso y lo que siento: ese es mi desafío de cada día.

Soy artista visual. Pintar es lo que me da sentido. Estudié piano, danza, escritura y diseño gráfico, pero fue finalmente la pintura la que me permitió expresarme libremente, sin más limitaciones que las que imponen las leyes de la plástica y el misterio.

Mis principales fuentes de inspiración son los colores que observo en la naturaleza y sus combinaciones, la danza contemporánea, la música, el ritmo y movimiento, los lugares que recorro, y mis lecturas.

Mis inicios combinaron el dibujo y la pintura al óleo, con formas abstractas y planos de colores brillantes, que recuerdan las vanguardias del siglo XX. Curvas, planos y trazos negros delineantes, estudios del color y el uso de la luz, forman naturalezas muertas, puertos y paisajes, remitiendo al cubismo abstracto.

La materia del expresionismo me cautivó por varios años, con su poética propia y los colores de la tierra.  El collage me ayudó a romper viejas estructuras y formalismos, para volver a ensamblar algo nuevo, propio y singular.

Llegar a la imagen actual fue un largo proceso de mirar hacia adentro, para encontrar en las profundidades aquello con lo cual me sentí identificada.

En mi obra hoy, expreso, a tráves de las figuras geométricas, los ritmos vitales y el equilibrio. Los elementos dialogan y  se tensionan. Formas  sólidas, con presencia y en equilibrio inestable se vinculan en contactos fugaces. Fuerzas que se tensan y se anulan. Sinfonías de color que danzan, fluyen y se enlazan. El color, uno de mis principales elementos visuales, aparece en composiciones enérgicas y vibrantes que exhalan emoción y vitalidad con toda su belleza. Lo simple y lo esencial.

¿Cómo nos relacionamos unos con otros? ¿Cúan inestable es nuestro aparente equilibrio? ¿Tenemos una fuerza interna que lucha por mantenerse balanceada? ¿Existe un equilibrio inestable en nuestros vínculos contemporáneos?


De todo esto habla mi obra.